domingo, 26 de febrero de 2017

cuarta parte: ¡tierra a la vista!

Tras aquel terrible viaje, llegamos a la costa de Turquía, teníamos que andar muchísimos kilómetros hasta llegar a Yemen, nuestro país soñado. Sin pensárnoslo mucho empezamos a andar toda la tripulación que quedaba, aunque yo pensando en ella, estaba en mi mundo ya que aquella perdida era muy grave. Todo el día estuvimos andando hasta unas montañas que había, ya habíamos hecho un cuarto de aquel duro viaje que nos esperaba. Todo el mundo se durmió a la hora ya que aquel viaje en lancha fue muy duro de asimilar. Yo me quedé despierto unas horas pensando en ella pero luego me dormí. Nos levantamos a las 6:30 de la mañana para seguir andando y ya casi habíamos llegado, hasta que nos encontramos un registro policial.

cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor















tercera parte: la dolorosa pérdida

Sus grandes hechos y claros 
no cumple que los alabe,
pues dulce personalidad
y la alegría brotaban
de su ser, con sus iconos
ayudaba en problemas,
ayudaba en estudios,
ayudaba a mantener
mi sonrisa para siempre,
hasta a aquel momento.
No dejó grandes tesoros, 
ni alcanzó muchas riquezas, 
pero dejó hondos hoyos
en mi corazón los cavó.
Ella odiaba los cuervos
y amaba a el loro.
Y aunque la vida perdió,
dejónos harto consuelo
su memoria.

segunda parte: el mar es morir

Al entrar a la lancha, mi mirada se cruzó con una chica seria y triste pero de repente me di cuenta que era mi mejor amiga así que gritando su nombre fui a darle un abrazo. Los dos estábamos asombrados de encontrarnos así que aprovechamos el día para hablar. Nos contamos tantas cosas que el día se nos pasó muy rápido y ya anocheció. Esa noche estaba muy nervioso ya que había tormenta y había unas olas gigantes. Mi miedo por las olas brotó en Asturias ya que una me hizo tragar arena y casi me ahogo pero de tantos veranos llendo a Asturias mi miedo disminuyó y me llevó a hacer un poco de surf. Bueno resumiendo, ese miedo volvió y estaba cagado de miedo. Temiendo a la muerte.

                                                                   
“contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando...”

Empezaron a venir oleadas de gigantescas olas pero a lo lejos. De repente una ola seguida de otra empezaron a golpear la lancha. En ese momento se oí a una madre gritando, dejándose la voz, por su niño que se lo había llevado una ola, a partir de ese momento mucha gente sufrió perdidas de muchos seres queridos. En aquel momento una ola venía hacia mi y mi amiga, pero mi hermano me cogió del brazo apartándome de esa gigantesca ola que llevándose a mi amiga, me tiré el mar con una cuerda atada a mi torso y un flotador. Pero no apareció.

Texto 8: Coplas a la muerte de su amiga. Diario de un refugiado VI primera parte: comienza la travesía


“Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir…”


...Llegamos al barco que nos llevaría a Yemen, el sitio perfecto para empezar una nueva vida sin guerra. El barco no era grande ni mediano, era una lanchita en la que solo cabían 5 mas o menos nos montamos 25 apenas cabíamos, yo me puse a un lateral (grave error ya que acabé el viaje hecho papilla). Este viaje fue tan horrible  que lo recordé durante toda mi vida, todavía sigo recordándolo.

Ese sentimiento de soledad de nostalgia de recuerdos, ya que lo que pasó fue la perdida de mi mejor amiga, con el que nos encontramos en el barco sobrecargado.

Bueno ¿por donde íbamos? A sisisi, sigamos relatando lo que me pasó al entrar en aquel barco, bueno lancha, que parecía que se iba a hundir. Al subir a la lancha nos pusieron unos salvavidas, que a mi por ejemplo me llegaba por las rodillas, y dejé mi equipaje en el suelo de la lancha. Pero un hombre de 40 años aproximadamente, nos tiró todo el equipaje al suelo, seguido de eso mi padre mi madre y mis hermanos nos abalanzamos sobre el seguido de insultos. Pero un guardia nos paró y dijo que nos iba a sacar, después de ese nos tranquilizamos lo suficiente para no matarle y al fin entramos en la lancha.


“Los estados y riqueza,
que nos dejen a deshora

¿quién lo duda?
No les pidamos firmeza,
pes son de una señora
que se muda,
que bienes sen de Fortuna..."

martes, 14 de febrero de 2017

Texto 7: De la prisión a la deriva. Diario de un refugiado V (primera parte)

“Romance del prisionero”:
“sino yo triste y cuitado
que vivo en esta prisión
que ni sé cuando es día
ni cuando las noches son"
Los guardias bruscamente nos quitaron el equipaje tirándolo al suelo junto a las maletas de los pasajeros que nos acompañaban. Los guardias italianos nos llevaron a una especie de prisión llamada centro de detención de inmigrantes ilegales. Cuando llegamos nos metieron en una celda a cada uno la cual no era limpiada por nadie, estaba muy sucia, incluso encontré una rata muerta en mi cama, en la cual claramente no quería dormir. Anochecía y me temía que tenia que dormir en la cama, y así fue, dormí justo donde una rata había muerto. Ya me estaba durmiendo cuando de repente una persona vestida de negro completamente me llamó susurrándome, era la misma señora que nos dio el consejo de no escucha al traficante, me acerqué y me dijo que unas personas muy queridas por mi estaba prisionera en aquella prisión de inmigrantes, cuando la señora dijo eso, desapareció repentinamente entre la niebla de Italia. A la mañana siguiente nos dieron de comer y nos dejaron ver a nuestras familias, todos estábamos tristes y desesperados por salir de esa prisión tan mugrienta y asquerosa. Por la tarde nos metieron en nuestras jaulas otra vez, en la cual me aburrí 6 horas seguidas tumbado en aquella cama llena de moho. Yo esperaba a la señora y efectivamente apareció con ese velo negro que siempre llevaba en la cara. Me dijo que unos guardias la vieron y que pronto irían a por mi, pero también me dijo la persona a la que se refería anterior mente, eran mis 3 amigos con los que me juntaba en aquel instituto de Madrid, Marcos, Yerai y Guillermo, a los cuales no vi en ningún momento. Pasaron 3 días y la señora misteriosa no venía, yo suponía que los guardias la habían pillado pero quien sabe, a lo mejor no la pillaron. Ese día nos liberaron y mi familia y yo nos dirigimos a una lancha que unas personas de confianza nos comunicaron...





SEGUNDA PARTE TEXTO 7

Nos subimos al camión,
y esperándonos al sol,
con tal de pasar la calor.
Nos invitó al interior
el conductor, don Juan  Ramón,
limpio lo tenía el,
la puerta negra cual carbón
quemaba por aquel calor.
"Sentaros en el camión"
 don Juan Ramón recitó
"cántanos una canción"
(otra persona murmuró)
“Respondiole en el camión


tal respuesta le fue a dar
"Yo no digo mi canción
sino a quien conmigo va".