lunes, 26 de diciembre de 2016

Texto 5: El Milagro del Stanbrook. Diario de un refugiado III

“La Madre Gloriosa, tan ducha en acorrer

la que suele a sus siervos en las cuitas valer
a este condenado quísolo proteger
recordose el servicio que le solía hacer…”


Llegamos a Valencia, pensando que todo iba a salir perfectamente, de hecho mi familia estaba lo bastante tranquila para que nos hayan bombardeado unas personas sin alma. Al llegar vimos a un señor alto, sucio, moreno y la nariz alargada, era el traficante que nos daría los billetes para nuestro barco, por cierto en ese momento, nuestro barco me recordaba al Stanbrook, lo conocía porque el último día, nuestro tutor nos habló de el. Volviendo al tema, el traficante nos dijo que nos teníamos que refugiar en un mini garaje con muchos refugiados más. Allí me encontré a mis mejores amigos, aunque ya todo parecía perdido recordé aquellos momentos con ellos y me alegré un poco más. Al día siguiente el traficante no daba señales de vida y todos nos preocupamos. Yo decidí ir a buscarle, eso era peligroso porque todavía no habían bombardeado Valencia y en cualquier momento iba a suceder. Al salir vi dos guardias, dudando de su bando me escondí al instante, se fueron pero no encontré al traficante. Ya que estábamos escasos decidí comprar algunos alimentos. Cuando volví todo el mundo estaba asustado, y lo seguían aunque un poco menos, ya que les di un poco de alimento. En ese momento se abrió la puerta y apareció el traficante, aún más sucio de lo que estaba, y mal oliente. Todos le rodeamos y nos dio los billetes. Al salir nos encontramos, en la bahía, un enorme barco que se disponía llevarnos. Pero de repente nos separaron por adultos y niños, y un enorme miedo se me atragantó en la garganta, me quedé en shock. Mis padres decidieron que nosotros íbamos en el barco y ellos en una pequeña lancha que se encontraba amarrada.
CONTINUARÁ
CIERRE

La garganta se me cerró, al mis padres oír
aquellos llantos rellenados de miedo fluir
yo no quería, a aquel barco gris subir,
pero mis padres a un bote decidieron subir...