domingo, 11 de junio de 2017

Textos 9 y 10

TEXTO 9: Una ruta quijotesca
Parte I de la ruta final:
En la frontera: Tras un largo y cansado viaje llegamos a la frontera, pero de repente se me paró el corazón al ver que aquella frontera, estaba totalmente cerrada. Tras aquella catástrofe decidimos cruzar por un pequeño agujero que había, al pasar yo el primero vi a un montón de guardias señalándome y gritando cosas que no entendía así que intenté ir para atrás corriendo pero una granada aturdidora calló justo enfrente de mi cara, cuando explotó no veía nada y solo oía pitidos hasta que mi familia tiró de mi y me sacó de aquel sufrimiento. Días después, decidimos intentarlo otra vez, esta vez con un poco de sigilo, así que yo arrastrándome por el agujero y con miedo de que los guardias me agredieran otra vez, mi familia me agarró de los pies y me sacó de ahí, yo no entendía porque pero de repente vi a un grupo de personas formando una fila para cruzar la frontera. La ONG que estaba llevando a cabo ese acto, nos cogieron debido a nuestro horrible estado físico y nos condujeron a esperar nuestro turno para cruzar la frontera. Llegó nuestro turno y sin problemas nos dejaron pasar conduciéndonos a un registro policial en frente nuestro, también lo pasamos. Al pasar nos sacamos todos nuestras carteras y vimos que teníamos el suficiente dinero para coger un tren y que nos lleve a la siguiente frontera. Conseguimos el billete y al llegar a la estación de la gente que había no se veía ni el tren. Yo suponía que a la gran cantidad de gente la seguridad separaría en familias y las metería en un vagón pero al ir avanzando vi a un montón de familias llorando porque les habían separado en vagones. Tras un largo rato en aquel apocalipsis, a empujones (era la única forma, si no, se te colaban) llegamos al frente de un vagón y sin ningún cuidado nos metieron a mis hermanos y a mi en un vagón y a mis padres en otro, pero estábamos muy tranquilos porque sabíamos que luego nos encontraríamos.

Parte II de la ruta final:
En el tren: Mis hermanos y yo, cogiéndonos de las camisetas fuimos a parar aun rincón gracias a la gente que había y los empujones que propinaban. En aquel rincón se encontraba un montón de gente de nuestro país, España y gracias a aquella tontería me sentí más seguro y tranquilo. Empezamos a hablar con ellos y contarnos chistes para relajar el ambiente. Gracias a eso el viaje se me pasó súper rápido. Al bajar mis hermanos y yo intentamos buscar a nuestros padres, y lo conseguimos. Nos dirigimos a un grupo de tiendecitas que había y los voluntarios que residían ahí nos dieron comida y mantas. Al anochecer nos avisaron que era más seguro para nosotros irnos por la mañana debido a los guardias que vigilaban. Al amanecer salimos andando de ahí y pensamos que deberíamos hacer para llegar a la siguiente frontera y debido a nuestro pésimo estado económico no podíamos ir en taxi. decidimos esperar unos días en el registro fronterizo hasta que nos entreguen a un lugar donde podamos dormir. Pasaron unos días y nos condujeron a un parque donde supuestamente podíamos dormir.

Parte III de la ruta final:
La última frontera: Al despertarnos cogimos de nuevo el rumbo donde teníamos pensado ir. Andando hacia nuestro destino en una tienda vimos un periódico donde decía que el presidente hará una valla de alambres gigante en la frontera para que no entren inmigrantes. Este noticia nos hizo pensar que estaba todo perdido así que nos pusimos en una marcha más rápida que la de antes hacia nuestro destino. Un día después pasamos por otra tienda que vendía periódicos, donde decía que ningún inmigrante podría ser registrado en un país de oriente, en caso de no seguir la ley, el inmigrante será envido de nuevo a su país natal. Esta noticia nos hizo perder más aún la fe. Nos pusimos en marcha rápida y con poca fe de que las cosas nos favorezcan y nos dispusimos a llegar lo antes posible a la frontera. Pasaron unos días y ya podíamos ver la frontera, el problema era que estaba completamente rodeada de policías y ultras a favor de la xenofobia. Pasaron unos días en los que nos comíamos la cabeza intentando averiguar su punto débil, cuando de repente un grupo de inmigrantes corría para atravesar la frontera, esta era la nuestra, los policías y los ultras corrieron a muerte a aquellas pobres personas, nosotros corrimos como si no hubiera un mañana hacia la frontera. Ellos cogieron al grupo y les dieron una paliza y llevándolos a una cárcel hasta devolverlos a su país, cuando de repente un ultra nos vio a lo lejos y empezó a gritar en un idioma desconocido para nosotros. Ese intento del ultra para pillarnos y darnos una paliza fue fallida pues ya estábamos cruzando.

Parte IV de la ruta final:
¿Las autoridades escuchan?: Al llegar a la frontera y a punto de cruzarla noté que todas las personas nos miraban con asco y desprecio, nos trataban con si fuéramos seres inferiores a ellos. Decidimos ir en bus para salir de la frontera pero el autobusero nos echó con desprecio, como si no tuviéramos derechos. En ese momento decidí sentarme en el bus a pesar de lo insultos que recibía, mi familia me decía que no valía la pena discutir, pero yo siempre debo discutir y en ese momento solo pensaba en aquella señora llamada Rosa Parks quien luchó por los derechos de la gente de otro color. En ese momento me sentía Rosa París, así que hice caso omiso a los insultos y me quedé sentado. llamaron a la policía pero un montón de gente me apoyó y decidí que este era el momento de acabar con las discriminaciones y protestar. Ideé un plan de ir por carreteras y autopistas protestando así que expuse mi idea y la hicimos. Al hacerlo las autoridades del Oriente nos mandaron buses, parecía que habían reaccionado. Pero nadie hizo caso y decidimos trepar la valla de pinchos. Al cruzar con mi familia, fui el único que se hizo una herida así que intentaron ayudarme pero las  autoridades venían y les dije q huyeran, me hicieron caso... Ese fue el momento más duro de mi vida, vi a mi hermano morir siendo golpeado con porras, si soy su hermano Arturo, Arturo Heredero, escribí este diario fingiendo ser mi hermano, porque pienso que es la mejor persona del mundo, cuando nos dijo que huyéramos, yo me quedé pero tiraron de mi y cogiéndome del brazo me obligaron a huir. Así es Lucas muró, convirtiéndose así en mi ídolo. Nosotros fuimos devueltos a nuestro país e iniciamos otra vez el viaje, esta vez conseguimos llegar a Yemen debido a la muerte de Lucas y los protestantes que se revolucionaron al saber que la policía mató a un héroe. La xenofobia desapareció del país gracias a el, mi hermano.

TEXTO 10: La última noticia.

NIÑO MUERE EN INTENTO DE UÍDA Y MANDAN A SU FAMILIA A SU PAÍS DE ORIGEN.

El grupo de inmigrantes que el llevaba, unas 100 personas fue enviada en su país de origen. El inmigrante que fue gravemente herido, llamado Lucas Heredero, de España, Madrid. Este echo ha desatado una gran revelación en la ciudad y se intentaran cambiar estos actos.

Resultado de imagen de inmigrantes en Yemen
































































domingo, 14 de mayo de 2017

Texto 10: Lazarillo a la fuerza. Diario de un refugiado VIII

Tratado I (el campo trampa):

Llegamos al campo de refugiados al que desde el registro policial nos guiaban. Al llegar se me abrieron los ojos como platos al ver que eso no estaba cuidado ni siquiera un poco. No se me pasaba por la cabeza que alguien pudiese vivir ahí. La gente estaba desnutrida las cabañas eran de mala calidad y el agua escaseaba. Ya había anochecido y nos disponíamos a dormir. Entramos a la tienda y solo tenían sacos de dormir, yo elegí mi cama y me tumbe, y de lo duro que estaba el suelo no dormí. Como os contaba, ese campo no estaba cuidado, y al cabo de unos meses decidimos huir. Logramos huir y nos disponíamos a encontrar otro campo con mejores cuidados.


Tratado II (el campo infrahumano):

Teníamos un plan si nos fallaban todos los campos en los que nos alojaríamos. Llegamos a otro campo, este estaba un poco más cuidado, pero lo que fallaba era que había demasiada gente. Las camas tenían colchón y almohadas, la comida era comestible aunque de poca calidad y el agua no nos sobraba pero teníamos para sobrevivir. Yo sabía que tarde o temprano nos iban a echar de aquel campo, hasta que a los 3 meses se cumplió mi predicción. Nos echaron de ahí pero no íbamos a rendirnos así que empezamos a buscar otro campo de refugiados. El plan es que atravesaremos la frontera para llegar a Yemen.

Tratado IV (los otros campos):

Llegábamos a campos muy poco cuidados. Yo ya había madurado, ya estaba preparado para liderar a mi familia. Esa idea me hizo más fuerte e intente tener a mi familia cuidada. Cada mañana salía temprano a cazar y a intentar traer agua. Acababa hecho trizas pero lo escondía para que no se preocupasen por mi. Un día decidí que no podíamos seguir así, lo consulté con mi padre y estaba de acuerdo, así que estábamos dispuestos a encontrar un campo de una calidad mínima.

Tratado V (el campo “ciudad” y lo que pasó después):

Al cabo de unos cuantos días encontramos otro campo. Yo rezaba para que el campo tuviese esa calidad que yo deseaba. Al llegar todos nos quedamos con la boca abierta al ver que ese campo era similar a un pueblecito, tenía tiendas incluso cabañas de madera aunque pequeñas. Al llegar lo primero que hicimos fue coger una cabaña y con el dinero que llevábamos encima (que era poco) nos dispusimos a comprar fruta y carne, y botellas de agua claro. En ese momento se me ocurrió trabajar en alguna tienda para conseguir algo de dinero. pedí trabajar en la tienda de teléfonos que había delante de nuestra cabaña. Los primeros días estaba muy contento pero luego me di cuenta que no podía seguir con el sueldo que me daban. Los 30 euros que me daban no eran lo necesario así que decidí cambiar de trabajo. Al cabo de muchos meses desempeñé muchísimos trabajos que no me daban el suficiente dinero para nuestras necesidades, pero de repente se me ocurrió trabajar en una ONG y aunque me pagaban más que los anteriores trabajos, no llegaba al dinero deseado. Así que decidimos realizar el plan que tanto pensamos, viajar a Yemen.




CONTINUARÁ  











domingo, 23 de abril de 2017

Texto 9: Locus amoenus. Diario de un refugiado VII

Ya llevábamos un rato largo de 4 horas más o menos esperando en el registro policial cuando de repente en la fila le vi...

Era una figura flaca y alta,
y aquel pelo marrón que sobresalta,
entonces supe que era el sin falta.



En ese grande paisaje triste y gris
 dije: y es mi amigo, Marcos no Luis
dirigiendo mis palabras a dicho país

Su cara de tristeza no encajaba.
-¿Que te ocurre?- triste, yo preguntaba
oró - nuestro destino no encajaba
¿a que se refiere? Yo me preguntaba
-Me voy a otro país- él recitaba
a otro país lejano él marchaba.
Un policía, de ahí nos separaba
al campo de refugiados me llevaba.



Yo triste y desalmado
en el suelo sentado,
 demasiado callado,
nos habían separado
me quedé pensando.


CONTINUARÁ

domingo, 26 de febrero de 2017

cuarta parte: ¡tierra a la vista!

Tras aquel terrible viaje, llegamos a la costa de Turquía, teníamos que andar muchísimos kilómetros hasta llegar a Yemen, nuestro país soñado. Sin pensárnoslo mucho empezamos a andar toda la tripulación que quedaba, aunque yo pensando en ella, estaba en mi mundo ya que aquella perdida era muy grave. Todo el día estuvimos andando hasta unas montañas que había, ya habíamos hecho un cuarto de aquel duro viaje que nos esperaba. Todo el mundo se durmió a la hora ya que aquel viaje en lancha fue muy duro de asimilar. Yo me quedé despierto unas horas pensando en ella pero luego me dormí. Nos levantamos a las 6:30 de la mañana para seguir andando y ya casi habíamos llegado, hasta que nos encontramos un registro policial.

cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor















tercera parte: la dolorosa pérdida

Sus grandes hechos y claros 
no cumple que los alabe,
pues dulce personalidad
y la alegría brotaban
de su ser, con sus iconos
ayudaba en problemas,
ayudaba en estudios,
ayudaba a mantener
mi sonrisa para siempre,
hasta a aquel momento.
No dejó grandes tesoros, 
ni alcanzó muchas riquezas, 
pero dejó hondos hoyos
en mi corazón los cavó.
Ella odiaba los cuervos
y amaba a el loro.
Y aunque la vida perdió,
dejónos harto consuelo
su memoria.

segunda parte: el mar es morir

Al entrar a la lancha, mi mirada se cruzó con una chica seria y triste pero de repente me di cuenta que era mi mejor amiga así que gritando su nombre fui a darle un abrazo. Los dos estábamos asombrados de encontrarnos así que aprovechamos el día para hablar. Nos contamos tantas cosas que el día se nos pasó muy rápido y ya anocheció. Esa noche estaba muy nervioso ya que había tormenta y había unas olas gigantes. Mi miedo por las olas brotó en Asturias ya que una me hizo tragar arena y casi me ahogo pero de tantos veranos llendo a Asturias mi miedo disminuyó y me llevó a hacer un poco de surf. Bueno resumiendo, ese miedo volvió y estaba cagado de miedo. Temiendo a la muerte.

                                                                   
“contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando...”

Empezaron a venir oleadas de gigantescas olas pero a lo lejos. De repente una ola seguida de otra empezaron a golpear la lancha. En ese momento se oí a una madre gritando, dejándose la voz, por su niño que se lo había llevado una ola, a partir de ese momento mucha gente sufrió perdidas de muchos seres queridos. En aquel momento una ola venía hacia mi y mi amiga, pero mi hermano me cogió del brazo apartándome de esa gigantesca ola que llevándose a mi amiga, me tiré el mar con una cuerda atada a mi torso y un flotador. Pero no apareció.

Texto 8: Coplas a la muerte de su amiga. Diario de un refugiado VI primera parte: comienza la travesía


“Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir…”


...Llegamos al barco que nos llevaría a Yemen, el sitio perfecto para empezar una nueva vida sin guerra. El barco no era grande ni mediano, era una lanchita en la que solo cabían 5 mas o menos nos montamos 25 apenas cabíamos, yo me puse a un lateral (grave error ya que acabé el viaje hecho papilla). Este viaje fue tan horrible  que lo recordé durante toda mi vida, todavía sigo recordándolo.

Ese sentimiento de soledad de nostalgia de recuerdos, ya que lo que pasó fue la perdida de mi mejor amiga, con el que nos encontramos en el barco sobrecargado.

Bueno ¿por donde íbamos? A sisisi, sigamos relatando lo que me pasó al entrar en aquel barco, bueno lancha, que parecía que se iba a hundir. Al subir a la lancha nos pusieron unos salvavidas, que a mi por ejemplo me llegaba por las rodillas, y dejé mi equipaje en el suelo de la lancha. Pero un hombre de 40 años aproximadamente, nos tiró todo el equipaje al suelo, seguido de eso mi padre mi madre y mis hermanos nos abalanzamos sobre el seguido de insultos. Pero un guardia nos paró y dijo que nos iba a sacar, después de ese nos tranquilizamos lo suficiente para no matarle y al fin entramos en la lancha.


“Los estados y riqueza,
que nos dejen a deshora

¿quién lo duda?
No les pidamos firmeza,
pes son de una señora
que se muda,
que bienes sen de Fortuna..."